Con este símil siempre me gusta equiparar a la protagonista del post de hoy. Por mucho que pasen los años, los hits y los escándalos, ella siempre sigue ahí. Puede ser que no la primera, pero sí en primera línea buscando guerra y luciendo cacha.
Rihanna, este es el post en el que te demuestro que pese a años de estilismos imposibles, canciones de relleno, relaciones autodestructivas y tintes de cuchufleta, te amo. Eres choni y mucho. Pero desde Gandía Shore esa casta vende y tú has sabido explotarlo con estilo.
Nunca serás la primera, tienes a muchas Messi por encima tuyo; no hay voz, pero sí actitud. Marcas goles a pares contra el Osasuna o el Betis de la vida (llámense Rude Boy, I found love o S&M), pero en los partidos contra el Barca o el Bayern estás difuminada (los Grammys te dan de lado y en las giras pinchas a base de poner el micro al público)…. Nena, a ti lo que te faltaba era “work, work, work“.
No obstante, tu relación poco clara con varones como Dicaprio o Drake, y sobretodo lo chungo que suena y atrae ANTI, tu último disco, me hacen declararte amor eterno (máximo homenaje a divas de polígono). Work cansa a medio mundo, ya, pero a mí me siguen dando unas ganas incontrolables de hacer twerking. Y si echo la vista atrás, Umbrella o Stay forman parte de la banda sonora de mi vida.
Este post es la firma de una paz, una declaración de amor y la reconciliación entre nosotros, en la que te pido que sigas siendo así (igual de choni y fresca), pero sobre todo igual de talentosa.
Ahora, a muerte por tu balón de oro que te lo estás ganando…
Imágenes: dondeycuanto.es, Telecinco.es, huffingtonpost.es, dodmagazine
