Seguro que todos recordáis un juguete mítico de vuestra infancia. Uno que os hizo muchísima ilusión cuando os lo regalaron y del que no os separabais. Yo tuve varios. Uno de los que más recuerdo es una casita de muñecas de madera de techo rojo.
Me pregunto cuál será el juguete mítico de mi hijo y si llegará a tener uno. Cada vez es más difícil sorprender a un niño. Cada vez tienen más cosas y les cuesta más ilusionarse. Yo trato de no sobrecargar a mi hijo con regalos. Pero busco y busco el juguete perfecto. Sueño con dar con ese que le maravillará y con el que jugará horas y horas.
Me suele ocurrir que compro juguetes ecológicos, educativos y maravillosos (o a mí me lo parecen), que recomiendan los blogs y revistas más “in” y a los que mi hijo no hace absolutamente ningún caso. Me pasa muy a menudo (demasiado, en opinión de mi marido).
En este caso, ha sido mi cuñada, que siempre tiene ideas fantásticas, la que ha acertado de pleno con este avión de Green Toys, que ha encantado al niño y al resto de la familia (y además es ecológico). Este avión va camino de convertirse en uno de esos regalos inolvidables. Está hecho de plástico reciclado. Me encanta su diseño un poco vintage.
Siempre repito lo mismo. Me gusta lo simple. Menos es más. Este regalo no puede ser más simple. Un avión de toda la vida, que no hace nada. No tiene luces, ni se abren las puertas, ni hace sonidos, nada.
O hace mucho, depende de como se mire.
Hace soñar. Hace volar la imaginación.
Un niño y un avión. No hace falta más. Con lo más simple un niño puede imaginar las historias más fantásticas.
Y en este caso, como véis en las fotos, también ha hecho volar la imaginación de su padre.
Foto: Marco Campaña (padre del dueño del avión y del pitufo)
Una respuesta a No se qué le da que le hace volar