A tu edad y con pérdidas…
…¡de maquetas, me refería!. Tres años después de quedarse desgastada y a la deriva, la reina del pop estaba desconsolada. Lo sigue estando, de hecho, y apuesto que no es por sus traspiés sobre el escenario.
Las nuevas generaciones pisaban fuerte, con Britney atolondrada y al borde de la extenuación, las diosas del apocalipsis vocal (Katy y Rihanna, of course) quemaban las listas, y hasta una reputada Lady Gaga, por aquel entonces, se atrevía a hacerle “plagios” no confesos (Born this way versus Express yourself). Miley empezaba a enseñar la lengua y parte de su anatomía, y por si fuera poco, ya había otra reina moderna, que en directo le puede sacar los colores. Beyonce se afianzaba a golpe de caderón. Conclusión: ¿es necesario la jubilación anticipada de la hasta hace poco indiscutible reina del pop?. ¿Aparte de la adicción a la cirugía y a los toy boys, que nos queda de la “material girl“?
Y he aquí cuando empieza el dilema de este post. Muchos me tacharán de mal fan, pero noto algo en ella que no me encaja. Las ansias de número 1 no la dejan vivir, y tocados todos los palos solo le quedaba juntarse con nombres destacados en la producción. A mi juicio gran error, ¿o alguien conocía a William Orbit o Stuart Price entre otros, antes de trabajar con ella?. ¿Y esas fotos derrochando amor incondicional por… Miley Cirus?. Dejando aparte el tema de las filtraciones que no ayuda. ¿Qué clase de gente te rodea, majestad?.
No seguiremos haciendo sangre con el tema de su edad, pero que en canciones de tres minutos se dedique a contarnos las miles de posturas en la cama con bailarines adolescentes o las bendiciones de sus fluidos corporales (no es broma, sólo hay que escuchar Holy Water) resulta tan chocante como ver de negro en los 2000 a Michael Jackson.
Confieso que no he podido resistirme, y la curiosidad me hizo indagar en demos, maquetas y por supuesto en ese retorno que se llama Rebel Heart. ¿Me ha gustado?, Pues sinceramente… no sé qué decir. Pero todo sea por salvar esta relación de amor que hace años mantengo con la reina del pop. Y aunque en ese pop ya esté casi todo inventado, hay partes en el disco que resultan memorables, como Living for love. Su mejor primer single en años y que suena a canción épica desde el minuto cero (cosa que me hace preguntarme por qué no ha sido ya número 1 en más listas).
Otras canciones como Rebel Heart, Ghostown o Iconic se graban a fuego entre todas las canciones que componen el álbum, 25 en su edición súper deluxe (más ofertas de ediciones que los yogures del Lidl, oiga). Aunque claro, ese puede ser otro de los problemas; ¿acaso es fácilmente soportable un disco que dura dos horas?. Si no eres fan puede ser una auténtica pesadilla. Otros temas como Unapologetic bitch cumplen, aunque los podía haber grabado cualquier pop star de medio pelo, no ella. Y por supuesto, siempre hay hueco para el bochorno y la vergüenza ajena: Bitch I am Madonna (canciones de Camela en la etapa gasofa sonaban mejor), o Boda shop.
Mi conclusión, es que a estas alturas la reina del pop ya es como la Duquesa de Alba. No nos va a aportar nada nuevo, pero el día que se vaya…como nos vamos a acordar de ella (aunque insisto en que los restregones con Miley me dan mal rollo). Rebel heart no es ni un Ray of light, ni un Like a prayer, ni gasta la gracia de True blue o Confessions on the dancefloor. Pero sirve para reclamar derechos dinásticos y corroborar que cada vez le resulta más difícil adaptarse. Pero treinta años de reinado que yo sepa nadie lo ha conseguido, así que mejor que se adapte el mundo a ella.
Aprovecho para recordar que el 24 de Noviembre la tenemos en Barcelona, y como vaya a caída por actuación, nos quedan pocas para verla pletórica.
Aún así, y como siempre… ¡Larga vida a la reina!.
Una respuesta a Madonna: ¡el drama de las pérdidas!