Entre las miles de maravillas de Barcelona, el barrio que siempre elijo como epicentro de mi estancia en la ciudad es el del Born.
Para alojarse, aunque cuenta con 2 o 3 hoteles, lo más característico son sus edificios llenos de preciosos apartamentos para alquilar. Lo que más me gusta es perderme entre sus estrechas calles sin saber hacia donde voy y como es un laberinto, volver y volver en muchas ocasiones al mismo punto sin darme cuenta. En esos paseos sin destino voy descubriendo nuevas tiendas, cafés, edificios o talleres de artesanos.
Este barrio era conocido con el nombre de la ribera de la Barcelona medieval, por una enorme acequia que lo atravesaba y traía agua del río Besós. Era un lugar donde se reunían comerciantes y personas de mar. A lo largo de los años fueron construyéndose palacios que hoy son sede de importantes museos, como el museo del textil y de la indumentaria (en el palacio de los Marqueses de Llió), el museo Barbier-Müller de Arte Precolombino (en el palacio Nadal) o el museo Picasso (en el palacio Aguilar).
El Born se encuentra entre la Vía Laietana y la Barceloneta. Su calle principal es el Paseo del Born, lleno de bares, restaurantes y pequeñas tiendas. Este bulevar fue la plaza mayor de Barcelona entre los siglos xiii y xviii. Recomiendo parar en el “café del Born”, un sitio muy agradable para desayunar. También me gusta mucho “Sándwich& friends”, con terraza, donde degustar una gran variedad de bocadillos a cual más rico.
En uno de los extremos de este paseo se encuentra una de las muestras más importantes del gótico catalán, la iglesia de Santa María del Mar, construida en el siglo xiv. Os sugiero estar atentos al calendario de recitales de música clásica y barroca. También os aconsejo descubrir el famoso Palau de la Música Catalana, del arquitecto Domenech i Montaner. Uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura modernista barcelonesa, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997. Podría tratar de describiros su maravillosa fachada o sus escaleras y techo en el interior, pero me quedaría corto; lo suyo es que os acerquéis para disfrutarlo personalmente.
Otro de los símbolos de este barrio es el mercado de Santa Caterina, construido para reemplazar al anterior, del siglo xix. Lo más llamativo es su cubierta ondulada con un tejado multicolor de cerámica que parece una serie de grandes olas del Mediterráneo.
Como amante de los cafés, esos lugares donde uno puede descansar y observar, muy quieto, como pasa la vida del lugar, os aconsejo sentaros en los distintos cafés que iréis encontrando. Mis favoritas son las terrazas de la Carrer de Cremat Gran i Xic.
No quiero acabar sin recomendaros uno de los restaurantes que siempre incluyo en mi planning cada vez que visito Barcelona:”Habana Vieja”. Desde que traspasas su puerta te transportas a la isla de Cuba. Más que un restaurante, parece la casa de una persona cubana que te está invitando a comer. Tanto el personal como la comida hacen de tu visita una de las experiencias más gratas de entre toda la oferta gastronómica que nos ofrece el maravilloso barrio del Born.
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