Vacaciones imaginadas: familia idílica recorriendo el Ampurdán, descansando frente al mar, comiendo de fábula frente a calas maravillosas y visitando pueblecitos medievales y anticuarios.
Estaba todo preparado para una escapada al Ampurdán que estaba en la lista desde hace… ni me acuerdo. Salimos de casa con las maletas, sandwiches para el viaje y organización impecable para pasar unos días 10 en familia. En cuanto ponemos un pie en la calle el niño: “me duele la barriga“. “Bueno, no será nada“. Subimos al autobús para el aeropuerto. “Me duele la barriga”. “Bueno, no será nada“. Se empieza a poner blanco. Nos debatimos en la duda. Viajar aunque esté malo o quedarse y perder el ansiado viaje. Ante la posible escena (exagerada como luego se vio) de un inicio de apendicitis o vómitos desatados en el avión decidimos abortar la misión y volver a casa. Tres horas después… el niño tan pancho.
Vacaciones reales: 5 días en Bruselas con un tiempo de pena, jugando en casa, invitando a amiguitos a disfrazarse y un poco de cine.
¿Cómo entretener a un niño de 4 años varios días en casa con un tiempo pésimo, unas ganas locas de descansar y una decepción enorme?. Pues entre otras cosas jugando a “La escuela“. Este es uno de mis juegos favoritos. Mi hijo reparte papeles como en una obra de teatro: “ Yo soy la profesora, tú (mamá) eres Martín y tú (papá) eres Eve”. Eve es su amiguita favorita (candidata a futura novia) y compañera de trayecto en el tranvía al cole. Repartidos los papeles, empieza la función. Me encanta porque normalmente no nos cuenta mucho sobre lo que hace en el cole (más bien no cuenta nada). Ojalá hubiera un agujerito por el que verlo. Pero en estas representaciones nos hacemos una idea de cómo pasa sus jornadas :-): “Tu dibujo está muy bien. El tuyo es caca”. “Castigados” .“ A la esquina” .”Eve a la pizarra“. “Tú a la esquina“. Siempre acabamos todos en la esquina… Da órdenes a todos, nos manda dibujar, hacer letras, pega los dibujos en la pared. Cambio de papeles. “Ahora yo soy Martín y tú (mamá) eres la profesora y tú (papá) eres Eve”. Y así puede estar horas…
Las vacaciones también se salvaron por una visita de amiguitos a merendar y una inesperada película de animación 10, la brasileña El niño y el mundo, de la que os hablaremos en otro post.
No os mentiré diciendo que quedarse en casa fue mejor que irse al Ampurdán, pero pese a todo hubo algunos momentos 10.
3 respuestas a Vacaciones fallidas