Una casquería particular

Cuando uno piensa que todo está inventado la vida le sorprende con lo contrario. Estoy seguro de que en muchas partes del planeta ya habría lugares similares pero cuando yo entré al Mercado de San Fernando y vi aquel puesto pensé: “¡qué gran idea!”

Un montón de libros estaban ordenadamente apilados en uno de los puestos en el que de lejos podías leer: La Casquería. El Mercado de San Fernando se encuentra en el barrio madrileño de Lavapiés, y a diferencia de otros, ha mantenido el alma de los antiguos puestos de los mercados de antaño. Si lo pudieses mirar desde la distancia, tu cerebro te estaría informando de que lo que estás viendo es un mercado tradicional con sus puestos de carnicería, pescadería, frutería… A medida que te fueses acercando irías descubriendo esos mismos puestos, con sus carteles originales pero con puestos de tapas, artesanía, libros, licores…incluso algún despacho de arquitectura.

Como os decía, el puesto que a mí me había llamado la atención era La Casquería. Una vez cerca acabé leyendo todo el cartel: La Casquería, libros 10. ¡Libros 10! Estaba claro que ese 10 hacía referencia al número que tenía en el pasado dicho puesto, pero yo no pude evitar asociarlo ¡a nuestro 10 de cosas que se merecen un 10!

Lo que más me gustó de la idea de este negocio no era la venta de libros de segunda mano que realizaba sino la manera en que vendía estos libros. Era un puesto de libros al peso. Como os comentaba al principio, seguro que esta idea estará inventada en cualquier otro lugar pero en ese momento me pareció de las cosas más originales y prácticas que yo me había encontrado últimamente.

Encontré títulos de todo tipo…. desde libros más actuales, hasta clásicos, guías de viaje, biografías, ensayos, idiomas, salud, niños…. Me fascinó la de títulos interesantes que me iba encontrando. En uno de sus rincones me encontré una selección de libros hecha por ellos en las que aparecía una breve explicación de la razón por la que te recomendaban cada uno de esos títulos.Tras un buen rato echando un vistazo a aquella cantidad de libros me acerqué con mis dos libros elegidos al tendero que, sobre una báscula de toda la vida, me pesó mi adquisición y me transformó el peso de mis libros en euros.