DSC_8505San-Blas-bienvenida                                                                                                           Foto: Gareth Collingwood, www.elpedalero.com

Por razones obvias (fiesta de la noche anterior), no recuerdo absolutamente nada de las primeras 2 horas y cuarto del viaje. Sí recuerdo despertarme cuando un bache en la carretera hizo que el vehículo saltara más o menos un metro del suelo. Cuando me desperté me encontré con una visión surrealista. Me vi sentado al lado del conductor, un joven de no más de 19 años que conducía el todoterreno por carreteras de terracería que bordeaban un precipicio. Escuchábamos como el turbo del vehículo se encendía y se apagaba conforme sobrepasábamos los 80 km/h en las rectas.

Sin embargo, el paisaje era realmente maravilloso. Nos llamaron la atención los rótulos que proclamaban a ese territorio como “reserva indígena independiente y soberana”. “Dios mío, ¿dónde estamos?”, pensé. Algunas de mis experiencias con comunidades indígenas me habían dado algunos de los sustos más grandes de mi vida (ya os contare eso en otro post)…“¿Qué es eso de comunidad independiente?” preguntaron los de atrás.

La pregunta logró que el crío bajara un poco la velocidad y empezara a hablarnos sobre la revolución Kuna y sobre como los indígenas de la región habían conseguido derechos especiales del gobierno hacía muchos años. “Aquí el gobierno no existe. Solo mandamos nosotros…..” “Ok…” me dije yo. “Ya voy entendiendo un poco las cosas”…

Al llegar al “puerto” de Guna Yala, me encontré con un lugar alucinante. Era como ver la película de La guerra de las galaxias (como esa escena cuando llegan a buscar Luck a ese puerto espacial para rescatar a la princesa). Únicamente vehículos modificados llegaban a este punto. Permanecían unos minutos, descargaban personas, bienes y animales y tomaban rumbo de regreso. Se podía ver la plaza de tierra con el mar en perfecta tranquilidad al fondo, y las mujeres Kuna con sus vestidos típicos. Su forma especial de tratar a las personas dejaban claro por qué esta sociedad está dominada por las mujeres.

Una sociedad que no piensa salir de esa burbuja de tiempo en la que se encuentra. Y que a nosotros, acostumbrados a vivir en un mundo rodeado de muchas cosas,  nos dio mucho que pensar…“Aquí no hay torres de teléfono móvil, ni internet, ni alumbrado eléctrico público, ni bancos, ni cajeros”, dijo nuestro joven piloto mientras descargába nuestras maletas. Pusimos cara de desconcierto. Todos esperábamos  (ingenuos) poder sacar dinero de un cajero.

Y antes de que pudiéramos decir algo, nuestro transporte y único medio de retirada había partido. Solo nos quedaba reunir recursos y seguir adelante (no era la primera vez y ahora puedo decir que no ha sido la última, que nos encontramos en un lugar con escaso dinero para subsistir).

Continuará…

Alvaro Paiz

PD. Agradecemos a www.elpedalero.com por prestarnos fotos. ¡Echarle un ojo a ese blog!.

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                                                                   Foto: Gareth Collingwood, www.elpedalero.com