Escuchando el último álbum de Gorillaz uno de mis grupos fetiche desde hace más de 15 años, me ha dado por pensar en qué demonios ha tramado siempre Damon Albarn (cabeza en la sombra del grupo, niño pijo del britpop, líder inconmensurable de Blur y mito erótico-musical de este ser que escribe).
Vayamos por partes. Si alguien que ya hace discazos y tiene un señor grupo, lo hace bajo pseudónimo y evitando salir en la foto: o bien quiere colar una bazofia estratosférica (tan solo se me ocurre “el negro” que escribió para Ana Rosa Quintana su libro) o bien quiere hacer algo extremo, demencial y totalmente opuesto a lo que ha hecho durante su vida (lo de Bruce Wayne siendo millonario y poniéndose la licra por la noche, por poner ejemplos).
Gorillaz es el juguete de Damon cuando sus otros amigos ( los de Blur ) no le hacen caso, cuando quiere jugar a ser Beyonce mezclado con Iggy Pop y sobre todo, cuando quiere forrarse en todo el mundo.
Ahora eso sí, Humanz su último álbum, es el desastre perfecto que toda pop star y banda de culto querría grabar. Ese álbum hecho bajo la premisa “imaginemos que Donald Trump gana las elecciones” (el legendario “a que no hay huevos” de toda la vida).
Entre las canciones del álbum encontramos el desparrame extremo ( Momentz ), la experimentación ( Out of Body ) , el momento para la nostalgia ( Andromeda ) y los colaboradores impensables ( Grace Jones, Dela Soul como siempre y Jean Michelle Jarre) que aparecen sin descanso en un álbum más largo que un día sin pan.
Dejo aparte la colaboración con Noel Gallaguer (Oasis+Blur), porque si bien no es tan relevante el tema en sí, podíamos haber implosionado con el encuentro entre dos de las mayores figuras pop de la música británica (¡qué triste pensar que los millenials no sepan de qué hablo!).
Antes de terminar, mi “bricoconsejito” es que antes de meteros de lleno en el álbum y que os divierta tanto como a mí (darle más de una escucha por si las moscas), no está de más escuchar unos grandes éxitos o tirar de antiguos hits, que al fin y al cabo se conocen más de lo que uno se piensa.
Curioso que uno reafirme su condición de pop star bajo pseudónimo o a través de marionetas/muñecos.
Claro, que ahora que lo pienso, Chema el panadero de Barrio Sésamo cantaba la de Oliver y Benji y nunca recibió el homenaje que se merece …
Fuentes: plasticosydecibelios.com; genius.com; culturacolectiva.com; twitter.com
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