José María Ruilópez Los políticos españoles debieran tomar nota de la unión del Partido Demócrata de los EE. UU. para la nominación de Hillary Clinton como candidata a la presidencia. Dejaron de lado todas las luchas internas de los últimos meses, y, llegado el momento, se han unido. Incluso su más duro contrincante, Bernie Sanders, ha defendido a Hillary sin fisuras e invitado a sus seguidores a votarla olvidando las diferencias anteriores a la nominación, y borrando los enfrentamientos que mantuvieron durante largas semanas.

Podemos criticar las deficiencias del sistema político americano de elección de candidatos, pero a la hora de defender al país, cada partido cierra filas en torno al suyo y olvidan todas las luchas anteriores para aferrarse a un proyecto común.

Los partidos de España debería tomar nota. Que llevan meses esgrimiendo viejos principios, antiguas rencillas y caducos postulados con tal de no apoyar al contrario para la urgente formación de un gobierno que la gente está pidiendo a gritos. Negociar no significa descalificar al otro ante los micrófonos. Negociar, todo el mundo lo sabe menos ellos, es ceder, exigir, conciliar y acordar. No parece tan complicado. Pero la mediocridad democrática de los líderes más votados en las segundas elecciones parece que no se han dado cuenta.

Lo voy a decir claramente por si alguno pasa por aquí y le sirve de algo. Y para hacerlo voy a usar un verbo moderno pero que todo el mundo entiende: resetear. Hay que resetear el disco duro, señorías. Olvidar lo que sucedió, no hace cincuenta años, sino ayer, hace un rato y partir de argumentos válidos para que salga adelante un gobierno medianamente decente. No paran de decir que nadie quiere terceras elecciones pero a renglón seguido empiezan a poner peros a todo lo que les rodea.

Decir mediocres sería decir poco. Decir inmaduros sería quedarse corto. Decir inútiles sería, a la vista de lo que hay, acertar. La democracia tiene sus defectos. Con suerte, un poco de cara y metidos bajo el paraguas de unas siglas, si las condiciones se dan, cualquiera puede condicionar el devenir de nuestras vidas.

Reseteen, señorías, ¡coño!

 

José María Ruilópe