Fotos: Marco Campana

Al visitar Dubrovnik en Croacia me vino a la cabeza algo que había leído sobre el llamado síndrome de Stendhal. Lo que sintió el escritor cuando visitó Florencia en el siglo XIX al ser expuesto a una sobredosis de belleza artística. Eso mismo le podía haber pasado a Stendhal en Dubrovnik.

La sensación que tienes al entrar a la ciudad amurallada por sus callejuelas estrechas y llegar inesperadamente a su calle principal es irrepetible. Es un sitio mágico. Con pequeños rincones escondidos, detalles arquitectónicos inesperados, una luz increíble, ese mar Adriático. Tiene el título, muy bien merecido, de Patrimonio de la Humanidad. Cuando la visitas viajas en el tiempo y puedes imaginar la época en la edad media en que la ciudad era una potencia  comercial y rivalizaba con Venecia.

No hace falta que os recomiende cosas específicas que visitar. La ciudad amurallada no es muy grande y todo lo iréis encontrando con facilidad. Os sugiero callejear relajadamente, tomaros un café, dejaros llevar sin prisa ni mapa y disfrutar de toda esa belleza. Es una buena idea subirse a la muralla, que os permite bordear toda la ciudad  y verla desde arriba.

He leído en algún sitio que ya en el siglo XIX fue descubierta por las “celebrities” de la época como un lugar en el que ser visto. Y dicen que George Bernard Shaw,  premio nobel de literatura  y Oscar al mejor guión por Pygmalion, dijo de ella algo así como que “aquellos que buscan el paraíso sobre la tierra lo encontrarán en Dubrovnik“.

Hacía mucho tiempo que este destino estaba en nuestra lista. Aprovechamos una visita a una amiga que vive en Sarajevo (esa parte del viaje es tema para otro post…) para ir en coche hasta Dubrovnik.  Croacia, desde hace poco, miembro 28  de la Unión Europea, es definitivamente un lugar a descubrir. A nosotros nos queda pendiente recorrernos la costa adriática donde hay lugares maravillosos.

Dubrovnik sube a mi top 10 de los  sititos más bellos que he visitado.

I.Miranda

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