Desde el comienzo de su carrera, confieso que mi relación con Chris Martin y los suyos (pero especialmente con él, que para algo es la celebrity  de moda de turno) ha atravesado por distintas fases.

Tan pronto me enamoró con melodías como Yellow y ese look de “nerd” de medio pelo y me hizo disfrutar con  Viva la vida (canción injustamente representada por Guardiola y la plantilla del Barça cuando estaban en lo más alto); como me horrorizó con X&Y y me dejó de piedra pómez con el sampler de  Ritmo de la noche. Por no hablar de eso de casarse con la capitana de animadoras de Hollywood (Gwyneth “pereza” Paltrow) y llamar Apple a tu hija (¡¡ que les corten la cabeza!!).

Tras su divorcio (que la discográfica a fuerza de promoción no hace más que recordar), lanzan su último disco que en ocasiones intenta recordar al Chris pardillo que conocimos. Pero con Ghost stories, me pasa lo mismo que con la mayoría de los trabajos de Coldplay. Tengo todos los discos, recuerdo todos sus videos y singles, pero…el disco pasará por mi vida sin pena ni gloria.

Pese a que reconozco el mérito de que hayan trabajado con productores tan poco afines como Timbaland o Avicii sin perder su identidad (algo que cualquier “pop star” ya no hace), me cuesta creer que canciones como Another Arms o Midnight puedan  hacer el mismo efecto que en su día y en un directo pudieron lograr  Paradise o Clocks.

A pesar de ello, no podemos negar que ya son por derecho propio  uno de los grupos de referencia del pop-rock y que si no hacen las mismas paletadas que Bono y los suyos, pueden ser de lejos (si es que no lo son ya) uno de los mejores grupos de la historia.

Artista Thurman

Fotos: www.lamusicarock.com