Chema Madoz: mezclando lo real con lo imaginario

Creo que la obra de Chema Madoz es de las primeras que guardo en mi recuerdo a nivel fotográfico. La sencillez de lo que fotografía se entrecruza con la creatividad en sus composiciones. La clave de su éxito es conseguir que una cosa parezca ser otra. Algo que cuando uno lo ve parece obvio, pero que si se pusiera uno mismo a crearlo nunca le saldría.

De esta manera convierte la sombra de unas ramas en las venas de un brazo. O unos tirantes en el respaldo de una silla. O el pelo de una señora en las ramas de una palmera movidas por el viento. O anzuelos en espinas de una rosa….y así un montón de dualidades que dan lugar a sus creaciones.

Aquellos que vayan a pasar por Madrid tienen la suerte de poder disfrutar de una exposición maravillosa, totalmente gratuita en la sala Alcalá 31 llamada Chema Madoz 2008 – 2014 Las reglas del juego. Estará hasta el 2 de agosto 2015.

Chema Madoz (1958) consigue que no todo lo que veamos sea lo que parece. Crea absolutas metáforas visuales a través de elementos cotidianos. El mismo se define como un escultor objetual que trabaja desde el punto de vista de un fotógrafo y dice que la fotografía es para él poco más que un registro de la memoria que le permite fijar las ideas.

Un dato curioso es que no hace fotos de seres humanos desde hace mucho tiempo. Como él mismo explica “cuando fotografiaba a personas, siempre me ocurría lo mismo: tapaba sus rostros o sus ojos hasta el punto de hacerlos totalmente irreconocibles, eliminaba su identidad. Por eso prefiero actuar con objetos”. Y en este sentido si nos fijamos en la totalidad de su obra podemos darnos cuenta que el artista introduce en sus trabajos de manera sistemática los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire.

Borja Casani utiliza unas palabras que en mi opinión le definen perfectamente: “es un fotógrafo cuya intención última es conseguir EL RETRATO FOTOGRÁFICO DE UNA IDEA. Una idea previa resuelta conceptualmente y, a menudo, bocetada y dibujada sobre papel”.